Un 18 de diciembre de 1992, a un poco más de dos meses de la captura de Abimael Guzmán Reinoso y a siete meses del autogolpe del 5 de abril, fue cruelmente asesinado el dirigente obrero Pedro Huillca Tecse, junto a su hijo político.
En momentos que se vive una fiebre mediática por el juicio a Alberto Fujimori, es preciso recordar que el grupo Colina, por orden del ex presidente y su asesor, también son responsables por la muerte de este dirigente de construcción civil, hoy mártir de las luchas sociales.
Huillca Tecse ocupaba en ese entonces el cargo de Secretario General de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y, según el testimonio de un miembro del grupo Colina, fue eliminado porque había anunciado efectuar continuos paros nacionales para 1993.
En ese entonces, el gobierno de Fujimori había decretado a fines de 1991, el D.L. 728 que modificaba las relaciones laborales de los trabajadores sujetos al régimen de la actividad privada. A ello se sumó el D.L. 25593, considerado por las centrales sindicales como la primera agresión del gobierno contra los trabajadores. Este último permitía la contratación a través de los “services”, a plazo fijo, temporal o mediante servicios personales, debilitando la negociación colectiva y recortaba el derecho a la sindicación, lo que en la práctica conducía a la eliminación de los sindicatos.
Es preciso señalar que la actuación política de Pedro Huillca Tecse lo habían hecho blanco de enemigos como Sendero Luminoso y de otros partidos. En los últimos años, testimonios de decenas de personas, ante la Comisión de la Verdad y por serias investigaciones periodísticas, permiten precisar que fue un acto cometido por el Grupo Colina, y que tuvo orden directa del ex Presidente Alberto Fujimori y su asesor.
Meses antes del crimen de Huillca Tecse fueron asesinados dos dirigentes de la CGTP: Juan Andahua y Pedro Orellana, cuyas muertes nunca fueron investigadas ni sus autores identificados. Es preciso para la salvaguarda de nuestra democracia que se esclarezcan los asesinatos a estos dos dirigentes.
La imagen de Pedro Huillca Tecse no está lejana en tiempos en que se pretenden criminalizar las protestas sociales, y existen sospechas de que se efectúan seguimientos a líderes sindicales, intelectuales, activistas de ONG y políticos de oposición.
El legado de Pedro Huillca
Pedro Huilca Tecse nació en Cusco, el 4 de diciembre de 1949 y a los 19 años era parte de la Base Departamental Cusco de Construcción Civil. Luego de asumir los cargos departamentales fue por doce años consecutivos Secretario Nacional de la Federación Nacional de Trabajadores de Construcción Civil.
La última movilización en la que estuvo presente Huilca Tecse fue la del 15 de diciembre de 1992, tres días antes que fuera asesinado, en la denominada “Marcha Unitaria”, que convocó a las cuatro centrales sindicales.
El caso Huillca debe quedar grabado en la memoria de todos los que luchamos por una vida digna, sin explotados ni explotadores, con armonía y respeto al medio ambiente. Hoy, cuando sufrimos una agresiva campaña y persecución por ejercer nuestro derecho a crítica y enrostramos al gobierno sus falencias, debemos recordar que la muerte de Pedro Huillca y tantos otros dirigentes obreros y campesinos no ha sido en vano.
Por el contrario, debemos nutrirnos de su savia y mirar al horizonte como un futuro cercano, como un reto y desafío pero con la convicción de que nuestros pasos son seguros y decididos.
Este 18 de diciembre, a quince años de su desaparición, queremos rendir tributo a Pedro Huillca por las enseñanzas que nos dejó y la ofrenda que hizo con su vida para que el Perú sea inclusivo, igualitario y popular.
Y junto a Pedro Huillca también queremos rendir tributo a todos aquellos dirigentes que entregaron sus vidas, dejando viudas y huérfanos por ser ganados por la causa de todo un pueblo. Entre ellos, es necesario mencionar a nuestro hermano Saúl Cantoral Huamaní, nacido en Saisa, Lucanas, quien fue cruelmente asesinado en febrero de 1989, durante el primer gobierno del Presidente Alan García cuando ejercía de Secretario General de la Federación Nacional del Trabajadores Mineros y Metalúrgicos del Perú.
En momentos que se vive una fiebre mediática por el juicio a Alberto Fujimori, es preciso recordar que el grupo Colina, por orden del ex presidente y su asesor, también son responsables por la muerte de este dirigente de construcción civil, hoy mártir de las luchas sociales.
Huillca Tecse ocupaba en ese entonces el cargo de Secretario General de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y, según el testimonio de un miembro del grupo Colina, fue eliminado porque había anunciado efectuar continuos paros nacionales para 1993.
En ese entonces, el gobierno de Fujimori había decretado a fines de 1991, el D.L. 728 que modificaba las relaciones laborales de los trabajadores sujetos al régimen de la actividad privada. A ello se sumó el D.L. 25593, considerado por las centrales sindicales como la primera agresión del gobierno contra los trabajadores. Este último permitía la contratación a través de los “services”, a plazo fijo, temporal o mediante servicios personales, debilitando la negociación colectiva y recortaba el derecho a la sindicación, lo que en la práctica conducía a la eliminación de los sindicatos.
Es preciso señalar que la actuación política de Pedro Huillca Tecse lo habían hecho blanco de enemigos como Sendero Luminoso y de otros partidos. En los últimos años, testimonios de decenas de personas, ante la Comisión de la Verdad y por serias investigaciones periodísticas, permiten precisar que fue un acto cometido por el Grupo Colina, y que tuvo orden directa del ex Presidente Alberto Fujimori y su asesor.
Meses antes del crimen de Huillca Tecse fueron asesinados dos dirigentes de la CGTP: Juan Andahua y Pedro Orellana, cuyas muertes nunca fueron investigadas ni sus autores identificados. Es preciso para la salvaguarda de nuestra democracia que se esclarezcan los asesinatos a estos dos dirigentes.
La imagen de Pedro Huillca Tecse no está lejana en tiempos en que se pretenden criminalizar las protestas sociales, y existen sospechas de que se efectúan seguimientos a líderes sindicales, intelectuales, activistas de ONG y políticos de oposición.
El legado de Pedro Huillca
Pedro Huilca Tecse nació en Cusco, el 4 de diciembre de 1949 y a los 19 años era parte de la Base Departamental Cusco de Construcción Civil. Luego de asumir los cargos departamentales fue por doce años consecutivos Secretario Nacional de la Federación Nacional de Trabajadores de Construcción Civil.
La última movilización en la que estuvo presente Huilca Tecse fue la del 15 de diciembre de 1992, tres días antes que fuera asesinado, en la denominada “Marcha Unitaria”, que convocó a las cuatro centrales sindicales.
El caso Huillca debe quedar grabado en la memoria de todos los que luchamos por una vida digna, sin explotados ni explotadores, con armonía y respeto al medio ambiente. Hoy, cuando sufrimos una agresiva campaña y persecución por ejercer nuestro derecho a crítica y enrostramos al gobierno sus falencias, debemos recordar que la muerte de Pedro Huillca y tantos otros dirigentes obreros y campesinos no ha sido en vano.
Por el contrario, debemos nutrirnos de su savia y mirar al horizonte como un futuro cercano, como un reto y desafío pero con la convicción de que nuestros pasos son seguros y decididos.
Este 18 de diciembre, a quince años de su desaparición, queremos rendir tributo a Pedro Huillca por las enseñanzas que nos dejó y la ofrenda que hizo con su vida para que el Perú sea inclusivo, igualitario y popular.
Y junto a Pedro Huillca también queremos rendir tributo a todos aquellos dirigentes que entregaron sus vidas, dejando viudas y huérfanos por ser ganados por la causa de todo un pueblo. Entre ellos, es necesario mencionar a nuestro hermano Saúl Cantoral Huamaní, nacido en Saisa, Lucanas, quien fue cruelmente asesinado en febrero de 1989, durante el primer gobierno del Presidente Alan García cuando ejercía de Secretario General de la Federación Nacional del Trabajadores Mineros y Metalúrgicos del Perú.
Juana Huancahuari Páucar
Presidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos y Cultura de Paz
Presidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos y Cultura de Paz