Este 28 de julio, se inicia el tercer año del gobierno del señor Alan García. Y si bien estamos orgullosos de nuestra peruanidad, lamentablemente no lo estamos del Gobierno.
Millones de peruanos que votaron por un “cambio responsable” en el 2006 no sólo se sienten defraudados sino también indignados por escuchar todos los años promesas tantas veces incumplidas. Es el Gobierno y los grandes intereses transnacionales, los principales responsables de la crisis actual.
Ni la costosísima campaña mediática, ni la represión o los insultos presidenciales han logrado convencer y menos esconder la magnitud de esta crisis, que impide al país consolidar su democracia y desarrollarse pese al crecimiento económico. Ahí están, por lo tanto, las legítimas protestas de los trabajadores y de los movimientos sociales torpemente calificados como “desestabilizadores”, en una coyuntura en que el 73% de la población desaprueba la actual gestión gubernamental.
Sin embargo, como nunca el Gobierno ha contado con tantos recursos producto de los altos precios de nuestros minerales y del esfuerzo de todos los peruanos. Pero, hoy como en la época del Guano y del Salitre, el Perú parece ser el país de las oportunidades perdidas. La riqueza que se cobija en nuestro suelo esta destinada a favorecer a los poderosos de siempre, en especial al capital extranjero y sus aliados. Esto no es producto del azar, tiene que ver con la ausencia del sentido de patria y de un proyecto de desarrollo nacional por quienes detentan el poder.
El modelo neoliberal impuesto constitucionalmente por Fujimori, y continuado hasta la actualidad, ha profundizado las fracturas y desigualdades existentes entre los peruanos. Si bien es cierto que sin el incremento de las inversiones no es posible el crecimiento económico, la erradicación de la pobreza, ni desarrollo alguno, también es cierto que sin un Estado fuerte, no necesariamente grande, eficiente y honesto, las desigualdades se profundizarán, y la desigualdad es peor que la pobreza porque genera resentimiento y odio.
Por ello proponemos una Economía Nacional de Mercado, con equidad social, integrada al mundo; que desde el fortalecimiento de los mercados internos, se convierta en la alternativa al neoliberalismo económico.
Y es que, en realidad, a quienes controlan el poder en el Perú NO les interesa que exista un Plan de Desarrollo. Las grandes inversiones, principalmente extranjeras, se dirigen hacia donde obtienen la mayor ganancia en el menor tiempo posible y exigen sin rubor que el Estado les brinde las gollerías de siempre. De ahí que el crecimiento de nuestra economía vaya por un carril distinto al del auténtico desarrollo.
El neoliberalismo en nuestro país viene produciendo un “crecimiento empobrecedor”, favorece a una minoría acaudalada, asociada y dependiente del capital extranjero, a contados sectores de la producción ligados a las exportaciones y a la construcción, frente a una vasta mayoría pobre y excluida. Así, en los últimos 6 años, la economía peruana ha tenido un crecimiento acumulado del 54% del PBI mientras que los salarios reales apenas se han recuperado en 3%; por lo cual consideramos indispensable y justo un aumento general de sueldos y salarios. Durante el actual gobierno, la supuesta reducción de la pobreza del 44% al 39% ha quedado desvirtuada por el incremento de los precios de los alimentos, que bordean el 12% en las provincias y que constituyen un 70% de la canasta básica de alimentos de los 2 sectores C y D. En cambio, en el 2007 las remesas de utilidades de las empresas extranjeras alcanzaron los 8,000 millones de dólares.
El fantasma de la inflación de nuevo vuelve aparecer. Si bien es cierto que existe un componente internacional, el crecimiento de la demanda interna se dio por las expectativas creadas en la población por el propio presidente de la República que con un discurso populista auguraba un crecimiento sostenido de más del 10% del PBI, lo que –según dijo- “despierta la envidia” de los países vecinos. Culpar únicamente a los precios internacionales, es considerar inimputables a los que nos gobiernan, como si no fueran responsables de lo que ocurre en el país. Sin embargo, ¿acaso el crecimiento económico del que se jacta García por el aumento de los precios del oro, plata, cobre, entre otros, no se deben también a “factores internacionales”? ¿En qué quedamos?
En este sentido, alertamos que esta inflación está embalsada por un fondo de compensación a los combustibles de aproximadamente cinco mil millones de soles al año y que, si este dique se rompe, agravará el proceso inflacionario con el alza en el precio de los alimentos. Por tal razón, nuestra propuesta de fortalecer la soberanía alimentaria cobra mayor fuerza.
Como contraparte de este tipo de crecimiento de nuestra economía el modelo neoliberal busca “compensar” a los excluidos de siempre. De ahí que la política social, representada en “Juntos” y “Crecer” es asistencialista y como toda “política para pobres” es, en realidad, una “pobre política”. Recordemos que Perú junto con Brasil detenta la más desigual distribución de ingresos en Latinoamérica. Así mismo el Perú tiene la segunda tasa de mortalidad materna más alta de Sudamérica y cada año siguen muriendo más de 15 mil niños y niñas menores de un año que podrían evitarse si se contara con un sistema de salud de cobertura nacional y medianamente eficiente. Solamente por el “friaje” en el país han muerto, en lo que va del año, cerca de un centenar de niños y al Estado no se le ocurre mejor campaña que solicitar a los limeños que donen su ropa de abrigo y zapatos usados llevándolos a una puerta del estadio nacional.
Según la UNESCO, nuestros alumnos de tercer grado continúan ocupando el último lugar en cuanto a comprensión de lectura entre los quince países considerados en el estudio.
De las universidades egresan decenas de miles de profesionales, la mayoría de ellos trabajarán en rubros diferentes a los de su especialidad y muchos de ellos, ante la ausencia de oportunidades en nuestro país, continuaran viajando al extranjero para trabajar de lo que sea y lograr remesar algún dinero a su familia. Siguen creándose más universidades en el interior, pero que no tienen la oportunidad de articularse a la investigación ni a las necesidades del desarrollo regional, ahondando la brecha entre la Educación rural y urbana. Sabemos que en realidad este Gobierno no tiene mayor interés en mejorar la calidad educativa, porque de acuerdo al modelo económico, para vivir y “crecer”, el Perú solo requiere de sus recursos naturales y no del desarrollo intelectual de su pueblo.
Sabemos que los problemas de Salud y Educación son estructurales y no se puede responsabilizar completamente al actual gobierno. Sin embargo, en lugar de priorizar la atención a los sectores de Educación y Salud, como una forma de mejorar los servicios a la población más pobre, el Gobierno ha montado una pérfida campaña para echarle la culpa a los maestros y al personal de salud, de la baja calidad y los escasos logros de estos sectores.
Cuando es bien sabido que en nuestro país los presupuestos de Educación y Salud, como parte del PBI, están entre los más bajos de la región. A soles contantes, los actuales sueldos de los médicos son apenas el 40% de lo que ganaban hace 30 años, y en el caso de los profesores apenas el 25%. Algunos avances en el sector Educación no se muestran articulados, ni como parte de un superior esfuerzo estatal para cambiar de raíz la actual situación. Y en el sector Salud, existen hospitales del interior donde se utilizan herramientas de gasfitería para atender a los pacientes.
La irresponsabilidad e ineficiencia saltan a la vista en casi todos los sectores del gobierno central. Como nunca en nuestra historia, los accidentes en las carreteras han cobrado la vida de centenares de personas. Por el lado del transporte aéreo y marítimo, se continúa favoreciendo a las empresas chilenas, eliminando de la competencia a las debilitadas empresas peruanas.
De otro lado, para el próximo año corremos el riesgo de tener que recortar el consumo de energía por la falta de previsión en la utilización del gas y no desarrollar nuevas centrales hidroeléctricas como lo propuso el Partido Nacionalista. Más aún cuando el fondo de estabilización, para evitar el alza de combustibles, está llegando ya a cifras inmanejables.
Para la mayoría de los peruanos la inseguridad ciudadana continúa siendo una de sus mayores preocupaciones. Mientras la Policía Nacional viene siendo copada desde el poder político, su labor se dificulta por su débil acercamiento a la ciudadanía. La orientación del Ministerio del Interior privilegia el lado represivo policial; llegando a 17 los civiles muertos en las protestas populares. Los éxitos policiales, que los hay, responden al profesionalismo y sacrificada labor de sus efectivos. Sin embargo, no se debe pasar por alto que la lucha antidroga, a pesar de la intensa campaña en los medios de comunicación, muestra desconsoladores resultados de acuerdo a los informes de los organismos especializados de la propia Naciones Unidas. El 25% de toda la producción de kerosene va al narcotráfico. Se estima que sólo la producción de droga en el VRAE consume dos mil galones diarios de kerosene, y estos ingresan sin ningún control por la única carretera de acceso a la zona.
Así mismo, el escándalo en la compra de patrulleros y el aprovechamiento del poder para convertir la red de gobernaciones a nivel nacional en un instrumento político electoral del APRA, merecen el repudio y la destitución del Ministro y los que resulten responsables.
No existe una auténtica voluntad descentralista en el Gobierno. La campaña en contra de los gobiernos regionales y locales ha sido maquiavélica; al punto de responsabilizarlos de las improvisaciones y mala gestión del centralismo y hasta- en una actitud inédita e irresponsable del señor García- se ha buscado provocar a las masas para que vayan a protestar ante los domicilios de los presidentes regionales. Cuando no son estas autoridades las que manejan las políticas nacionales y se les ha privado de técnicos de mejor nivel. En realidad, lo que se busca es distraer la atención sobre la legítima propuesta a favor de la descentralización fiscal.
El ministerio de Defensa ha pasado a manos de un político tradicional interesado más en su futuro político que en resolver los graves problemas del sector, descuidando la defensa de la Soberanía, y no duda en ocultar las verdaderas intenciones de la presencia de las tropas norteamericanas en Ayacucho. Además, compromete indebidamente a nuestros oficiales y soldados en la campaña de represión contra la población que protesta, mediante el uso de las armas sin medir las consecuencias que se deriven de esto.
Una política exterior subordinada a intereses foráneos, conflictiva con nuestros vecinos y que en la práctica quiere liquidar la Comunidad Andina de Naciones (CAN), no hace más que aislar al Perú de la Región. El gobierno, asume una actitud pasiva ante el reto de la integración latinoamericana, cuando una de las políticas estratégicas más importantes de un Estado es optar por los Bloques Regionales.
Fue necesario que el pueblo de Tacna se movilizara en defensa del Mar de Grau, para que nuestra Cancillería reaccionara oportunamente y lleve a La Haya el diferendo con Chile, que fue el camino pacífico que propusieron las fuerzas nacionalistas.
Por otro lado, el autoritarismo político y el híper presidencialismo se expresa en el deterioro creciente de las instituciones del régimen democrático, en el copamiento de las mismas, en el mantenimiento de un Estado centralista y en el desborde de la corrupción que ya alcanzó niveles comparables a los del primer gobierno de García.
La mayoría en el Congreso ni legisla ni fiscaliza como acabamos de comprobar luego que el gobierno promulgara un centenar de Decretos Legislativos, muchos de los cuales exceden las facultades otorgadas. El Poder Judicial no sale de su crisis y se retrasa intencionadamente una reforma integral. El Tribunal Constitucional busca ser controlado por el partido aprista, justamente, cuando está por resolverse el tema de la masacre de El Frontón que compromete directamente al Presidente Alan García y a su vicepresidente Luis Giampietri.
De nuestra parte, es necesario reconocer que pese a los esfuerzos no se ha logrado el consenso para llevar a cabo todos los proyectos nacionalistas. Sin embargo, muchos de ellos como la reforma económica, constitucional e incluso la reforma tributaria, por la cual ninguna gran empresa evadiría el pago de sus impuestos, son banderas que defenderemos indeclinablemente.
Somos una fuerza política que pese a su juventud ha logrado poner en la agenda nacional temas relevantes como el impuesto a las sobreganancias mineras, la defensa del mar de Grau frente a la ocupación chilena, el retorno a la constitución de 1979, la preservación del gas para el mercado interno y desarrollo nacional, entre otros.
Hay que tomar en cuenta que al ser un proyecto político cuestionador del injusto sistema que nos gobierna hemos sido blanco de las iras de los sectores que se benefician de él. Pocas veces la historia ha contemplado una campaña mediática tan dogmáticamente anti nacionalista o se ha visto un proyecto político tan groseramente calumniado. Hemos cometido errores pero nunca hemos abdicado de nuestros principios. Las acusaciones de violentistas, desestabilizadores y antidemocráticos, negadas tajantemente, sólo reflejan el temor de quienes se niegan a perder el poder. En estos dos años hemos aprendido a resistir y no nos han abatido. Por el contrario se han sumado a nuestra causa, un sinnúmero de intelectuales, profesiones y fuerzas regionales que se aúnan a la tarea.
Superada la etapa más difícil, nos ratificamos en nuestro mensaje fundacional. Otro Perú es posible, más independiente, justo y solidario para TODOS. Retomando la conquista del Perú por los peruanos, donde ningún sector productivo sea excluido, donde haya propuesta de Desarrollo sostenible incluso en los grandes estamentos empresariales y financieros nacionales, que tengan bien puesta la camiseta, y en esas condiciones insertarnos en la Globalización Capitalista.
Depende de todos nosotros, de los que queremos participar conjuntamente en la construcción de un Perú diferente por el camino democrático y defendiendo el estado de derecho. Por ello, en estas fiestas patrias, hacemos un llamado a la gran unidad de todos los sectores, trabajadores y movimientos sociales, partidos políticos y movimientos regionales cuestionadores del Neoliberalismo, al verdadero empresariado nacional, a los profesionales, movimientos de mujeres, intelectuales y estudiantes, para llevar adelante la Gran Transformación, que busca una seguridad y soberanía alimentaria, energética y territorial; que sigue siendo una tarea inconclusa pero cuyo camino ya fue señalado por los grandes visionarios de nuestra patria: Mariátegui, Haya de la Torre, Basadre y Arguedas.
Viva el Perú
Cmdte. Ollanta Humala
Presidente del Partido Nacionalista