sábado, 20 de septiembre de 2008

Se botó solo




Ministro bailando en Chancay

En efecto, El ministro de salud, Hernán Garrido Lecca se botó solo, y se botó del ministerio sin que los médicos huelguistas o el presidente Alan García Pérez, congresistas o líderes de opinión, pidan o consideren respectivamente su renuncia formal.

El video observado por todo el pueblo peruano con características emocionales ha decidido la suerte del ministro. El pez por la boca muere reza el dicho, El circulo de disculpa afrenta ya no es suficiente, no justifica el pecado cuando a este se suma el escándalo.

Por el bien del país, del gobierno, de su partido, de los médicos, de los enfermos su salida debe ser inminente, es cuestión de tiempo; ha perdido la legitimación y liderazgo del sector salud, su representatividad solo es un es un formalismo que pasa por una decisión política presidencial acertada como corresponde a un jefe de estado. La permanencia le hace daño al gabinete, lo ha descompactado y probablemente cada día que pase lo debilitará mas; aquí no hay espíritu corporativo político, de partido, de gobierno, o de amicalismo que valga.

Ayer en la inauguración de un establecimiento de salud (“risas en plena procesión del señor de los milagros”) realizadas por el M. Lecca y el P. Del Castillo se sello el destino del primero. El ministro dijo que “ya no hablará mas acerca de la huelga, no será parte de la solución de los problemas” suscitados en su sector; es decir ya abdicó del encargo presidencial sin que nadie se lo pidiera, solo le falta aceptarlo cuando la soberbia se haya alejado y el sabor del fracaso se haga presente.

El Dr. Garrido Lecca se ha apresado sin quererlo en el propio castillo mediático que construyó, merece algo mejor y acorde con sus notorias habilidades, tal vez en el segundo o tercer nivel cuando la blonda del vaso con cerveza haya bajado, es un buen compañero y el partido aprista no dejará de reconocerlo, sus meritos alcanzados al interior son reconocidos.

Lo cierto es que para los médicos en conflicto ya no es requisito indispensable pedir la salida de esta autoridad, tampoco es una carta de negociación como presión, y estratégicamente no les queda otra cosa que radicalizar sus medidas si quieren tener éxito en su lucha.

Hicieron bien en reconocer al obispo Bambaren como facilitador y no como intermediador de su huelga, Expresando que la función del prelado termina cuando el presidente, premier o el ministro Valdivieso se sienten a dialogar. La razón es que un facilitador solo permite que se restablezca el diálogo y un mediador no solo ayuda a entablarlo sino también participa de la negociación, y supervisa el cumplimiento de los acuerdos; estos no se han cumplido desde enero según lo han recalcado en su plataforma gremial cuando bambaren fungió de mediador.

Las lecturas políticas y gremiales son claras, solo hace falta olerlas para intuir su desarrollo.



Dr. Jorge Ramal Niquén