lunes, 8 de diciembre de 2008

Regionalización partidaria

Visto es que la ley de partidos políticos así sea modificada y orientada al democratismo transparente o vigilado por la ONPE, las mejoras en la ley electoral que tiendan al fortalecimiento de los partidos, la inclusión del concepto de la renovación congresal son solo buenas intenciones en ekl mejor de los casos para otorgar una representatividad legitima de autoridades elegidas.

Estas acciones son cambiantes y propuestas según la coyuntura conveniente que mira el futuro electoral de los grupos de poder político entronados en el congreso.

Estas modificatorias, generalmente buenas en su espíritu regulador, siempre son vulneradas por las cúpulas partidarias para mantener por largos periodos de tiempo su cuota de poder. Este concepto también incluye a aquellos movimientos y partidos políticos de fachada o de última hora electoral quienes también forman sus cúpulas y se mantienen vigentes para defender intereses particulares.

Otro de los factores, y tal vez el mas importante para la formación de cúpulas que destruyen la credibilidad del sistema democrático y son causa del inicio de la ingobernabilidad es la centralización política, resultando las dirigencias regionales órganos sin voz efectiva, limitadas en su capacidad de propuesta, pésimo canal para la demanda de las sociedades civiles regionales.

Estos organismos partidarios regionales están sujetos a las cúpulas centralizadas y a las pugnas políticas que dentro de ella se dan, y como consecuencia esta organización trastoca su espíritu regionalista y democrático por uno donde el caudillaje hace su señorío.

Las consecuencias de esto son múltiples, pero fundamentalmente derivan de la perdida de autonomía regional que impide que las puntas de la pirámide política partidaria se renueven y a la vez estas obtengan representatividad y legitimidad de sus militantes por un lado, y por el otro justifica la existencia de cúpulas, de tal suerte que sus militantes se convierten no en sujetos proactivos sino en simples corderos.

En palabras mas comprensibles diré que el secretario general de un partido (el Nº 1) no solo debe tener la representatividad obtenida por el voto de todos los militantes jurisdiccionales, sino también la legitimidad otorgada por la credibilidad que los militantes tienen en él; lo mismo debe ocurrir con las secretarias generales y comités regionales o locales, de lo contrario el sistema no funciona, se adormece, se reduce en su militancia, se desmitifica, pierde doctrina, se desorganiza, no acciona estrategias políticas, es avasallado por la oposición al diversificar sus banderas políticas, cunde en el la corrupción, se extingue rápidamente o en su defecto se destruye lo que a otros les costó construir.

Dr. Jorge Ramal Niquén