sábado, 28 de abril de 2007

Una Visión del conflicto cocalero

Nadie endiosa a los cocaleros, y no creo que alguien lo haga, a menos que sea el sentir de ellos, al ser sujetos de uso, de los verdaderos narcotraficantes y operadores de la política cocalera.

Los cocaleros son solo hombres cuya idiosincrasia se ha ido forjando en la ignorancia, el analfabetismo, pobreza crónica, la lejanía de la capital (centralismo irresponsable) y la esencia clave, básica del capitalismo, que hoy día ostentan; les da el sentido de la propiedad, que paso a paso conquistan, bajo el impulso del dólar sucio del narcotráfico, en la esperanza de agenciarse por si solos una mejor calidad de vida para si y para los suyos frente a la ausencia del estado o su llegada con ligeros pincelazos.

Por ello no pueden ser el punto de partida del narcotráfico o narcoterrorismo, como algunos dicen, son esencialmente un instrumento mas en el engranaje de esta red de delincuentes.

Los verdaderos delincuentes, que siembran coca dólares en la mente y en el bolsillo del campesino, agrupados en los llamados carteles de la droga en el mundo, son el verdadero punto de partida, el origen, que promueve la invasión, robo de tierras, deforestación, contaminación y desertificación de suelos, que lógicamente constituyen un factor más del calentamiento global del planeta.

El narcotráfico es el verdadero punto de partida de esta problemática; los promotores de la invasión y robo de las ancestrales tierras de las comunidades de la selva y por último de la acelerada deforestación y por lo tanto del calentamiento global, pues arrasan con bosques y selvas para sembrar cocales.

Es necesario también puntualizar, que la tala indiscriminada de la selva no es solo con el objetivo de sembrar cocales, es el producto del mal sistema extractivo de materia prima biológica imperante, y que a pesar de la abundante normatividad, el escaso control del estado, impone, reformular la acción, con una política coherente al respecto si se quiere ser parte de la salvación ecológica del planeta y así mismo blandir como arma pacífica contra el narcotráfico; es decir se debe establecer los grandes parques nacionales ecológicos del Perú; para lo cual debe exigirse un financiamiento global que beneficie a las comunidades indígenas, genere empleo múltiple, guardabosques, turismo ecológico en todas sus modalidades, etc.

Por otro lado Coincido plenamente con el secretario general del PAP, Dr. Mulder Bedoya en la conclusión de su artículo; es decir que la lucha de los cocaleros no tiene nada de antiimperialista y menos revolucionaria y que responde al mero mantenimiento del estatus cuo que un simple capitalista defiende; en este caso el llamado cocalero.

Muy de acuerdo en decir que el cocalerismo es una realidad social, pero cuyas soluciones a sus reclamos pasan por una multiplicidad de estrategias, que no vienen al caso discutir, pero que el estado debe implementarlas en medio de una verdadera política integral de fortalecimiento de la amazonia, en una línea del respeto al principio de autoridad, respeto democrático irrestricto de los derechos ciudadanos y en coordinación estrecha con los países desarrollados donde el narcotráfico también es un flagelo social; por otro lado la amazonia, las selvas peruanas son parte de la existencia ecológica de estos países que alteran el medio ambiente por su capacidad industrial, por ello deben estar cada vez mas cercanos a nuestros problemas a pesar de la lejanía en el espacio.

En este tema no es cuestión de ser pro imperialista, o antiimperialista; no es cuestión de pobreza o de riqueza, no es cuestión de opciones partidarias, no es cuestión de liderazgos enfrentados, es cuestión de vida. Y siendo la defensa de la vida, el movimiento cocalero tiene que allanarse por el bien del país y del individuo.

Dr. Jorge Ramal N.