sábado, 2 de agosto de 2008

Instalando Mafias

Parece que el arte de algunos presidentes regionales que llegaron al poder es instalar islas de poder. Frecuentemente estos enclaves de poder se logran instalar muy fácilmente, las conciencias se compran, la subordinación entre jugada con la prebenda, el deseo del figuretismo y que afrenta las personalidades es común, la venganza administrativa es la firma coercitiva para lograr sus objetivos, la nominación de cargos de confianza extendidos en las instituciones efectoras de base son los instrumentos.
Pero esta inequidad administrativa continúa; el poder aglutina mas poder y se focaliza en pocas personas que siempre serán nominadas por confianza y que se iran oscureciendo para la gran mayoría poco a poco.
Luego es el momento de sacudirlas para que empiecen a caer las monedas como quien agita un saco con estas, unos le llamaran cupos, otros botín político visto como el impuesto para la campaña del numero uno o talvez parte del acostumbrado diez o mas por ciento.
De repente estas formas de gobierno se hicieron tan comunes que ya están organizados, acostumbrados, y solo lo único que queda es ponerles el nombre: mafia.
Mafia de la pesca, mafia de transportes, mafia de proyectos agrícolas, mafia de licitadores, mafia de hospitales, mafia de logística, mafia cotizadotes, etc., etc., etc.
Luego aparecen las denuncias penales o periodísticas contra las mafias detectadas. La terquedad es causa del escándalo y la portada; se opta por la nueva dedocracia para apagar el incendio y seguir mangoneando la isla de poder con nuevos rostros pero básicamente con la misma estructura de corrupción.
Al interior de la isla, la desazón campea, la falta de espíritu de servicio se extiende, las ganas de capacitación se disuelven, la desorganización del recurso humano es frecuente, el ratón que hace fechorías frente a la gata que se hace de la vista gorda siempre gana, el individualismo a expensas del comunitarismo se generaliza, desaparece el compañerismo, los grandes objetivos institucionales son imposibles de ser cumplidos.
Hagamos lo necesario para disminuir hasta abolir la corrupción en las regiones que cada día se extiende más. El combate de la corrupción debe ser regionalizado y nacido de la sociedad civil. Empecemos por la meritocracia, promovamos los concursos públicos, vigilemos a nuestras autoridades y denunciemos actos irregulares para que no se atrevan a vulnerar la honestidad y se dediquen a mejorar sus instituciones, etc.
El poder judicial, el ministerio público, la defensoría del pueblo, la gobernatura, la contraloría, las OCIS, y la policía de las regiones tienen que reunirse, trazar estrategias, instaurar mecanismos de control ejecutivos para erradicar este flagelo de las instituciones a favor de la sociedad.
NO A LAS MAFIAS, NO A LA CORRUPCION.
Dr. Jorge Ramal Niquén